lunes, 30 de marzo de 2009

Abulia




Dormía, y mientras dormía soñaba.
Soñaba con tus ternuras, y con tus gestos de amor.
Aún soñaba con tus tiernas caricias, cuando me desperté.
Me desperté y te vi mirando hacia tu muro, yo también miraba al mío y nos dábamos la espalda.

En la cama había un témpano y una enorme distancia entre nosotros.

Fingí dormir.
Fingiste dormir.

Quisiera dormir y soñar para siempre.

lunes, 23 de marzo de 2009

PALABRAS y PALABROTAS




Fuimos a los divagues del Santi y con Leonardo y Aretino piramos y se nos fue la mano. Todos subimos el tono y bajamos el nivel y más que ninguno yo. Por razones particulares soy el que tiene más incorporado un total desprecio por la mala palabra, los malos olores corporales, el icor, la pústula, el cáncer.
Pero esa salida del tono habitual, en esta conga bloguera, nos permitió ser por un momento nosotros mismos y escribir en público la cosas que no sabemos si vamos a decir en público, ser por un momento a cara tapada pero conocida el que queremos ser.

Que chanchos y que asquerosos estuvimos!! ¿en serio?
Recuerden, los que los vieron y les muestro a los que no, el verso en italiano de Voltaire que presentaré traducido.

“Te beso mil veces. Mi alma besa a la tuya, mi pija, mi corazón están enamorados de ti. Beso tu lindo culo y toda tu persona”.

Definitivamente grosero, chancho e impúdico.
Sustituyamos ahora solo dos palabras, y veamos lo que queda:

“Te beso mil veces. Mi alma besa a la tuya, mi pene, mi corazón están enamorados de ti. Beso tu lindo trasero y toda tu persona.”

No queda nada!! Nada! Se pierde la atmósfera sensual, la agresión de la pasión, la voluptuosidad de las cosas por su nombre. No se puede decir “líbame el cráneo del pene” porque en la primera cita nos echan a la m….. y después uno se queda tan campante. En el cenit de la pasión lo mas suavizante que se permite es algún diminutivo (SOBRETODO SI SOMOS ACREEDORES A ÉL) pero la obscenidad es parte del todo. Baste el ejemplo anterior para ver en lo que queda.

¿Cuál es la diferencia entre el sinónimo pija y pene? ¿entre vulva, concha o cotorra? ¿Porqué debemos usar sinónimos si las cosas se llaman por su nombre popular?
La obscenidad es parte de la virtud terapéutica del sexo, es que no hay sexualidad sin lo obsceno. ¿No le decimos “CHAMPIONES” al calzado deportivo, “CHICLE” a la goma de mascar, proveniente del árbol del chilcot? ¿Ahí si, podemos usar el término popular y aquí no?
Me rebelo, niego mi condición de urbano y gregario y me voy a vivir solo entre vacas y ovejas, niego mi condición de ser humano y los mando a todos a la reputamadrequelosparió! “Diganmen” si no es terapéutico. Cuando nos pegamos un martillazo en el dedo no decimos: alabado sea Alá!! Elevo esta plegaria a su grandeza, NO!! Todos sabemos que cual es la terapia para el dolor y la imbecilidad de habernos, por tontos, golpeado el pulgar (impúdicamente llamado dedo gordo)………una buena “PUTIADA” esa es la terapia.

Es evidente que son palabras censuradas, no nos imaginamos a una maestra expresándose así a sus alumnos, hasta nos cuesta imaginarla en lo privado, tampoco en la tele, en el informativo (se lo imaginan a Jorge Traverso). También entendemos que son mejor toleradas algunas palabras para referirse a las partes pudendas del cuerpo y a las acciones que esas partes del cuerpo desarrollan; léase sexo y sexualidad.

¿Porqué debemos aceptar que pene y trasero son mejores palabras que pija y culo?
Lo que pasa es que venimos de una culturización, por ejemplo, en la que Disney nos presenta un ratón y un pato, nacidos de gajo!! No tienen padres, no se casan, no tienen hijos. Tienen sobrinos que a su vez no son hijos de nadie, todos absolutamente asexuados.
Claro, pero eso es del siglo pasado, de mediados del mismo. Ahora ¿y los ponjas? Grupos de niños con ojos redondos, que no tienen padres, se agrupan por afinidades (futbol, Juegos de computadora mortales, super héroes, vehículos que se transforman en robots) aparecen siempre solos sin mayores. Ahora resulta que la esposa de Omero Simpsom, chuponea con una amiga y van a bajar el capítulo por exponer lo mejor del sexo de la isla de Lesbos.
Claro en una sociedad así, si superás el término pito, sos un degenerado.

Hemos venido a descubrir, entonces, que en este mundo tan “evolucionado, abierto y liberal”, en el que vamos a despenalizar la Maruja, hay palabras prohibidas.
¿Y porque no las usamos, porque?

No usamos las malas palabras porque son TABÚ.

No me gustan los posteos largos, así que de Tabú y palabras tabú, hablaremos en otra ocasión.

miércoles, 18 de marzo de 2009



Furnarius rufus

PASSERIFORME

Familia FURNARIIADE

Pájaro de 20 cms. de longitud. Presenta el dorso pardo rufo, garganta blanquecina, pecho pardo y vientre blancuzco. Alas pardas con mancha canela, cola castaña.
Se encuentra por todo el territorio uruguayo, en general se lo encuentra en pareja en ocasiones en pequeños grupos de cuatro a seis individuos. Canta a dúo, emite diferentes voces.

Construye su nido de barro, en forma de horno y es el más atractivo y conocido de la avifauna uruguaya. Ambos sexos participan de la construcción que comienza en cualquier época del año, cuando hay lluvias abundantes, lo que les permite conseguir barro, al que mezclan con raíces, pastitos secos estiércol, puede llegar a pesar hasta 4,5 Kg.. Lo construye en los lugares más variados y se han visto hasta cuatro o cinco uno arriba de otro (propiedad horizontal ¿vió?). Pone de tres a cuatro huevos que ambos incuban. El nido es utilizado por otras especies para nidificar e incubar sus huevos.

PASSERIFORME. Que tiene forma de pájaro.
Que no todas las aves son un pájaro, es bien notorio, a nadie se le ocurre pensar que un avestruz sea un pájaro.

Los pájaros (PASSERIFORMES) son más de la mitad de las aves del mundo. Se distinguen de otras aves porque presentan tres dedos hacia delante y uno hacia atrás. Nueve a diez primarias en las alas y el aparato fonador (siringe) mucho más desarrollado que el resto de las aves. Sus pichones son totalmente nidícolas.

De allí que el mal llamado ”pájaro carpintero”,no es un pájaro y es solo un carpintero ya que presenta dos dedos hacia delante y dos hacia atrás.

Existe una tradición oral (que en este caso nada tiene que ver con el sexo), sobretodo en el noreste de canelones, que dice que podemos orientarnos, encontrar el norte sin brújula, por la posición en la que se encuentra la boca del nido del hornero. En efecto según esta tradición la boca de éste siempre se orienta hacia el oeste, lugar de donde provienen los vientos más benignos. Por lo tanto si apuntamos, con los brazos abiertos ciento ochenta grados, nuestra mano derecha a la boca del horno, la izquierda nos dará el oeste, la diestra el este y la nariz olfateará el norte. Se omite decir aquí, quien apunta al sur.

Estando ahora en el norte del país me dediqué a ver que tan certera podía ser la brújula de los horneros y parece ser, que los de aquí o bien desconocen la tradición “canaria”, o les importa un pomo o han perdido la brújula.
En efecto la orientación de la boca del horno no tiene ningún tipo de estandarización y cada cual hace de su nido un pito, y ponen la mencionada puerta tal y cual se les da la gana.

Esto no bajó mi estima por tan trabajador animalito de dios, sino que la elevó por ser un bichito, libre, sin patrón y dueño de sus actos.

Ahora bien, resulta que en mis observaciones de la avifauna, vi con asombro que una pareja de estos pájaros comenzaban la construcción de hornito en la veleta de mi cargador aéreo. Para asombro de mi asombro a la terminación del mismo pusieron huevos incubaron y tienen pichones, pero durante todo este tiempo no han parado de dar vueltas en todos los sentidos que los vientos de “tres cerros” les indican y los pobres horneritos andan más desorientados que ladilla en huevo de pascua. En efecto lo peor de todo es que ahora andan buscando para nidificar una calesita o las sillitas voladoras del parque de diversiones “Mandabrazas” y les ha agarrado una tristeza que no la solucionan ni dando “vuelta de cambota” (en el norte :vuelta de carnero).

¿alguien conoce sicólogo de pájaro?

lunes, 16 de marzo de 2009


TORDO

Molothrus bonaerensis.

Ave perteneciente a los PASSERIFORMES, familia EMBERIZIDAE, subfamilia ICTERIDAE.

Pájaro de Color negro intenso con brillos azules violáceos. De 19 a 20 cms. Que se reúne en bandadas con neto predominio de hembras, suele asociarse e otras especies como el garibaldino y el pecho amarillo. Habitante común de todo el Uruguay y extendido desde Panamá a tierra del fuego.

Nidifica en primavera. Esta especie es parásita, no fabrica nidos, ni incuba sus huevos, sino que los deposita en nidos de otras especies. Muy adaptado al parasitismo ya que su período de incubación es menor de dos a cuatro días que el resto de las especies.

Sus huevos cambian mucho de color desde los totalmente blancos hasta los coloreados y con pintas, lo que hace que las aves parasitadas no los rechacen ya que se asemejan a los propios.

En suma el tordo es un pajarraco que pone los huevos en nido ajeno.

Ese no soy yo, yo soy el que sigue:


Recuerdos del Abuelo

Hacía veinte años que había abandonado la casa del abuelo y no pude recordar, en ese momento, la causa. Tampoco entendí que fue lo que ese día me hizo volver.
Aunque era la misma, la casa había cambiado. Todo era lo mismo, todo estaba en su lugar: las mismas plantas, los mismos bancos de piedra en los senderos de gravilla del jardín. Todo era lo mismo, pero todo había cambiado. La casa estaba más vieja, más abandonada, más sola.
Las viejas begonias, los malvones, los ligustros, se veían más grandes y más tristes. Estaban anegados de yuyos, ya nadie cuidaba el jardín.
Entonces me di cuenta la falta que le hacían al jardín las manos del abuelo y sentí cuanta falta me hacía a mi el abuelo, veinte años de falta.
Legué hasta el antiguo patio de baldosas con grises arabescos, y las encontré despulidas y sucias. Las parras que nadie había podado caían sin armonía desde el zarzo, olvidadas.
Ya no estaban los gallineros con sus cloqueos, ni las dulces colmenas con el incansable zumbido del trabajo.
Aquel patio que hasta entonces vacío se llenó con los recuerdos del abuelo, y lo vi aparecer, no como antes: lo vi aparecer viejo, cansado, llorando.
Lo llamé a gritos desde adentro de mi pecho, sin palabras. Sin poder moverme de donde estaba corrí hasta él, como hacía veinte años corría, para saltar a su cuello y abrazarlo fuerte, aunque sabía que ya no era posible. Sus ojos me miraron sin verme, me tendió los brazos que apuntaban casi al piso y me habló, -no sabés como te extraño Andresito- y nos sentamos a charlar.
Recordamos los juegos de naipes, la escoba de quince, donde aprendí a sumar. Siempre que podía le hacía trampas que él fingía no ver, pero nunca perdía la oportunidad de “soplarme” la baza si me equivocaba en las cuentas. De como jugábamos al roba montón y el culo sucio, éste siempre entre risas cómplices, a escondidas de mamá. Hablamos de la colección de sellos, de la paciencia de guardar sobres todo el año para en las frías noches de invierno, ponerlos en agua tibia, desprender los timbres postales, secarlos, clasificarlos y pegarlos con " las bisagras" en el catálogo.
Nos acordamos de la historia sin fin en la que nos preparábamos para ir al Mato Grosso, a cazar leones, los dos juntos. La repetida historia del Jeep blindado que mandaría a construir, para hacer seguro ese viaje, con sus ventanas enrejadas y vidrios blindados, para que no entrara la boa constrictor, el cañón infaltable para los elefantes furiosos, los botes inflables por si nos perseguía el oso gris y las camas que se tendían solas apretando un botón, para combatir nuestra haraganería.
Así se nos fue la tarde entre charlas y risas, y el abuelo perdió, por un rato, la tristeza y dejó de llorar.
La tarde se fue, las sombras de la noche inminente lo fueron inundando todo, envolvieron la casa, aislaron al abuelo en su pequeño mundo y nos separó la fría oscuridad del tiempo que se nos adelanta, siempre, inexorable.
Entonces llegó la enfermera a buscarlo entre penumbras. Casi con amor, lo tomó del brazo y se lo llevó a la umbría casona y me quedé solo, había perdido otra vez al abuelo, y me quedé más solo que antes. Las sombras que se enamoraron del jardín y lo ahogaron, me dejaron solo, otra vez.
Nos ganó a todos el opresión de aquella noche y desde ella pude escuchar lo que pasaba -Pero Abuelo ¿cuando va a dejar de hablar con las plantas?- escuché que ella le decía sin recriminación ninguna.
La respuesta quebrada y vieja del abuelo no se oyó, y aunque yo no los veía me llegó clara la voz de la enfermera -bueno, bueno- le dijo -pero Andresito ya hace veinte años que se murió abuelo-


El Tordo.

viernes, 13 de marzo de 2009

Este lo presenté en un concurso con seudónimo femenino y relato femenino, no es corto, Lástima.



Basilio Araújo De León, De León por parte de padre, nos aclaró mientras estiraba la mano y saludaba sin apretar.
Lo vimos llegar en el abrasador sol de un mediodía de enero caminando por el trillo de la portera grande. Lo vimos llegar, desde antes que los perros le ladraran. Se desdibujaba su figura en el reverbero de la tierra caliente y destellaban sus adornos en oro y plata.
-Ando en busca de trabajo, no vengo recomendado de nadie pero pueden preguntar por mi a quíen quiera.-
-¿y que sabe hacer?-
-Yo hago de todo, aunque lo que mucho abarca poco aprieta, pero conozco bien el trabajo de campo, trabajo con lanares y vacunos, puedo alambrar pero no soy alambrador, nunca pedí trabajo como casero o “tratorista” esos son los que no quieren trabajar y yo preciso.-
-¿es muy salidor?-
-No, no más que lo que un hombre necesita.-
-¿Toma?-
-No, no tomo cuando estoy en el trabajo.-
¿No tiene problemas en que lo mande una mujer? Acá somos Fernando y yo pero la que está siempre y da las órdenes soy yo, si no tiene problemas con eso......-
-Vine a trabajar y si es con respeto, sirven las órdenes de cualquiera.-
-¿Trajo sus cosas?-
-Para empezar tengo, si hace falta más ya iré a buscalo.-
-Tome, ésta es la llave del frente, en casa las porteras siempre están a candado, acomodese en las piezas del fondo y nos probamos, si en un mes nos entendemos nos vamos a entender bien.-
Agarró la llave, me miró, se dió media vuelta y fue a buscar sus cosas.
Caminaba con sus piernas chuecas de domador, pasando el peso a cada una de ellas en cada paso, lo que lo hacía tener un andar cadencioso. Todo en él llamaba la atención. Ese día llegó con camisa turquesa lo que resaltaba el color oscuro de su piel. Sin duda los colores vivos eran lo suyo. Camisas rojas, verdes, celestes de tono subido, el poncho rojo con vivos negros y la faja multicolor.
Usaba sombrero panza de burro marrón claro, con el que dominaba su pelo mota, al barbijo lo ajustaba con una bombita de plata y oro.
Tenía todos los dientes sanos, que amarillos y grandes, mostraban la fortaleza de sus huesos largos.
La cara achinada y casi lampiña, mostraba sin embargo, un bigote chuzo que caía por debajo de las comisura de los labios y que siempre se le reía antes que él.
Si Wilmar López, lo hubiera visto, seguro lo hubiera hecho afiche de la patria gaucha.
A la mañana siguiente cuando salímos de la casa temprano nos esperaba con los caballos encerrados: -Buen día Patroncita! Buendia Don, ¿que vamos a hacer hoy?-
Ensillamos y dimos una recorrida por el campo para mostrarle los potreros, las aguadas, indicarle cuales aguantaban y cuales no. Fuimos hasta el molino y le dimos algunas instrucciones de como manejarlo, cual es el órden de llenado de los bebederos y como cuidamos el caudal del pozo.
Cerca del mediodía, cuando estabamos de regreso dijo: -me gustaría pasar por aquella granja de eucaliptus, cuando íbamos vi un ternero abichado.-
Lo encontró enseguida en la sombra, se bajó y curó una llaga en la paleta bastante agusanada. Después de subir aclaró: -lo vi “mosquiando y mosquiando” de lejos, es picado de araña.-
Se quedó en casa varios años y en ese tiempo aprendimos a conocerlo. Trabajaba a conciencia, salía a recorrer temprano, siempre después de matear y escuchar la radio. Trabajaba todo el día y aunque se podía trabajar bien con él, le gustaba hacerlo solo.
Durante esos años siempre nos sorprendía con alguna de las suyas, como que por ejemplo, nunca salía de “camperiada” sin llevarse la radio prendida en el bolsillo de su camisa.
La primer salida que hizo fue a los diez o quince días de haberse instalado:
-Si Usté no me precisa, voy a dir pa' mi casa, tengo que traerme unas cosas, voy con dos caballos y en dos días estoy de vuelta.-
Demoró cuatro y vino cargado.
Trajo su tropilla de gateados, potros y mansos, incluído un padrillo al que yo misma lo vi subir sin dificultad. Venía montado en una tostada ruana, las manos blancas como vendadas, chica la cabeza y enormes las ancas. Todita chapeada: plata y oro en el freno, la cabezada trabajada en metal era primorosa y las bombitas de plata adornaban hasta las riendas. La pechera con sus iniciales brillaba como para alumbrar el camino en una noche oscura y ni que hablar del recado recargado hasta las estriberas, era una belleza y debía costar una fortuna, tenía grabada a cincel una fecha, 1811. No había descuidado ningún detalle, ni en las cinchas de treita y seis hilos trabajadas a dos colores.
Ató sin desmontar al que traía de tiro en la pieza de ensillar, dejó en el piquete de la casa dos mansos de trabajo y fue repartiendo de a dos o tres por todo el campo. El padrillo con algunas hembras fue a parar a la costa.
-Pa' que enamoren tranquilos.- nos dijo en la noche.
De regreso pasó ufano en la tostada, la traía cortita y la pinchaba con unas enormes rodajas. La lució luciéndose y mientras nos miraba, la tocó con en rebenque de plata en el anca y la hizo rayar antes de bajarse.
-Patroncita! Quedaba las noches en blanco pensando en mis cosas solitas en el pueblo, así que me las traje.-
Pasó la semana sin novedades pero el domingo, cuando terminó de tusar y recortar bazos, sacó de las piezas varios juegos de boleadoras y empezó a tirar contra el palenque de las mangas, como nunca habíamos visto nos arrimamos a mirar. Sin que le preguntáramos nada empezó a explicar:
-Una de las tres es más chica, esa es la última que se larga. Se agarran dos en la mano separadas por un dedo, se rebolean por arriba de la cabeza y las larga separadas, una atrás de la otra, casi juntitas, eso es lo que hace que salgan dando vueltas bien abiertas.-
¿quiere aprovechar la bolada, patrona? Dijo mientras se le reía el bigote.-
-Yo, ni loca.-
Mire éstas, son bolas de billar, la roja, la blanca y el chico, ese es de marfil, en el pueblo hay unos que son como mal de la cabeza por el juego del casín, y cada año compran nuevas. Yo les quise comprar y cuando supieron que era pa' mi “afisión”, me regalaron.-
-Dele agarre!-
-Gracias, ninguna posibilidad.- Di media vuelta y los dejé entretenidos con las boleadoras.
Despues Fernando me contó, que un primo de Basilio hizo unas con goma de una máquina arrocera. -no van muy lejos, aclaró, porque son livianas, pero pican y rebotan y si agarran las patas de un crudo, no hay quien las desate.-
Salía poco, pero le daba trabajo volver. Cada veinte o treinta días, empezaba el apronte. Cuando dejaba la tostada alivianando ya sabíamos que en pocos días estaba de viaje. Ponía a orear su mejor pelego negro y lavaba sus mejores pilchas.
-Si no me precisan voy a salir, en dos días vuelvo.-
Nunca eran menos de cuatro o cinco.
Al principio le preguntaba que le había pasado, la versión era siempre parecida:
-Los gurises por “maldá” ¿vio?, me abrieron la portera y soltaron la yegua, estuve dos dias buscándola con la policía. Fuí para el lado de Rachid, por si buscaba querencia, después vine para este lado, como no la podía encontrar me volví al pueblo. Resultó que había entrado en una calle ciega y la doña que vive en el fondo conoció la yegua y la encerró, la yegua es mancita! Pero la doña no me avisó.-
Con el tiempo dejé de preguntar.
Después de una de sus salidas, en la que demoró en volver más que lo de costumbre, llegó de lentes oscuros.
-¿Que es eso Basilio?-
-Mi novia me regaló! Yo le di plata, la saqué a “pasiar” y me compró lente de sombra.-
Se le rieron los bigotes, se le llenó la cara de risa y la risa de dientes. Salió a recorrer de radio y “lente de sombra”.
Pasó la semana en la luna, a la siguiente empezó a alivianar la yegua. “Prosiaba“ todo el día solo y arrastraba una tablita de acá para allá. La lijó, le dió aceite de lino y esperó a que se secara. Después pintó con rústicos arabezcos y toscas letras “LAURITA”.
-Es para que lo ponga en la puerta de ella, trabaja de noche pero no cuando yo la visito.-
Laurita trabajaba en las luces rojas, según me “chusmió” Rita, la esposa de nuestro lindero.-
-Che! Tu peón anda metido a novio!!.-
Le gustaba “prosiar” con los vecinos, como nunca descuidaba el trabajo no le decíamos nada, dejábamos que fuera nuestra fuente de información, pero en esta oportunidad le había contado a todos de su novia nueva.
Nunca salía al campo sin estar ricamente ataviado, rastra de monedas con hebilla de plata y oro, como era su costumbre, el cuchillo encabado en plata y la puntera de la vaina del mismo material, si hasta el culero tenía sus iniciales en metales preciosos!
Un día preparando la salida para ver a “Laurita”, sacó a relucir una rastra que nos mostró con orgullo, Una gruesa hebilla representando una herradura, con una cabeza de caballo. Seis tiradores con filigranas la mantenían anclada a dos gruesas barras laterales, todo en plata y oro. Lo más destacado eran las monedas, de siete en fila por toda la vuelta!
-Éstas son las famosas “chanchitas”, son de plata de veite centésimos, me lo gané en una “jinetiada”.-
Si había que creerle, nunca compraba nada todo se lo ganaba en jineteadas o eran regalos.
-Pasé la noche limpiándolas, hay quien le pasa pulidor de cocina o esas pastas brasileras pa' los metales, yo no uso porque gasta mucho el metal, paso trabajo pero las dejo limpitas.-
La vuelta de esa salida lo trajo serio, no saludó y como alunado se fue para las piezas, a la mañana siguiente cuando me lo encontré, seguía ceñudo.
-Patrona, ya eche mis caballos pa' la calle, los llevo como tropa por delante y yo me voy con ellos.-
-Muy bien! ¿pasó algo?-
-No, la gente a veces precisa cambiar de aire.Yo no le voy a pedir recomendación, pero si le preguntan por mi, “Usté” me conoce.-
Estiró la mano y saludó sin apretar.-
Volví a saber de él en el pueblo. “Laurita se había ido a trabajar al Brasil, con cartel y todo. Cuentan que esa noche tomó bastante, alborotó sin armar lío y recorrió todas las casas del bajo. El día lo encontró amanecido y muy mamado. Desató la tostada ruana, que quedó ensillada toda la noche y así como subió por un lado cayó por el otro y quedó dormido con las riendas apretadas en la mano.
Los gurises, al verlo tan entregado, le soltaron la hebilla del freno y se lo quitaron a la yegua, que en un trote manso salió buscando pasto y querencia.
Cuando lo despertó el sol calentando alto, se paró, se miró, miró el freno que colgaba de su mano y se rascó las motas.-
-Si yo soy Basilio Araújo De León, De León por parte de padre, me robaron la yegua. Ahora, si no soy Basilio Araújo De León, De León por parte de padre, me robé un precioso freno.-
Se le rió el bigote, dió media vuelta y entró de nuevo al quilombo.

jueves, 12 de marzo de 2009

Si les gustéo el microcuento cuelgo ahora el cuento corto que le dió origen:

El Niño y la rosa

Después del estampido, el niño bajó la mirada. Vio sus manos sucias, como de costumbre. Las uñas negras y las líneas de la vida y del amor dibujadas a tinta china.
No sintió dolor, vio la plaza verde, verde de primavera y se llenó los ojos de colores y la nariz todavía llena de mocos, de olores.
Pensó en que su vida no era ni corta ni larga. Ni siquiera sabía si ésta era su vida.
No podía recordar otra cosa que la base, la salvadora pastabase. Robar, drogarse, volver a robar para volver a sacarse.
Vivía debajo de la escalera de la plaza, toda su riqueza era una vela y la foto de una madre. De una madre que no era la suya, era solo una madre, pero le gustaba la ternura que tenía cuando lo miraba.
La madre del cromo, como le dijo la gallega que se la regaló, era la única madre que había conocido.
Un día me voy a morir, dijo sin convicción ni conciencia y en mi lugar vendrá otro que ni mejor ni peor que yo seguirá en ésta.
Entonces vio la rosa, una rosa roja que recién brotaba, que recién nacida a la vida moría. Moría con él, la pequeña rosa roja que crecía en su camisa, le quitaba la vida.
Después del estampido, no sintió dolor, vio la rosa roja.
Solo tenía una vela y la foto con la madre de otro. Se murió, desangrado abrazándolas.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Realmente, saber es bueno. No saber, o negarse a saber, es malo, o por lo menos inmoral.

Ray Bradbury. La Feria de las Tinieblas
solo tenía una vela y la foto con la madre de otro, se murió desangrado, mirándola.