sábado, 31 de octubre de 2009

CHULETAS DE CERDO A LA NÓRDICA

Costillas de cerdo a la nórdica

Como lo prometí después de dejar trunca la cena del doctor, en “El hombre pájaro”, voy a pasar a relatar la receta mientras hago algunas apreciaciones del idioma que se maneja en Tacuarembó.

Acá las costillas e llaman “chuletas”, si se piden costillas, te dan un costillar o te quedan mirando.

Pero no es la única particularidad. Otra de esas es la forma en la que denominan a cada una de las partes que componen la parte comestible de una mandarina o una naranja, lo que para nosotros es un gajo, en Tacuarembó es un “gomo”, un gajo mijo es la rama de un árbol, te corrigen.

Chuletas de cerdo a la nórdica

INGREDIENTES (dos porciones):

4 chuletas de cerdo
Aceite de oliva
20 g de manteca
100cc de jerez.
4 manzanas rojas
Crema doble
Limón

Preparación:

Salpimentar las chuletas de cerdo.
Pelar y cortar en trozos de 5 a 7 mm 3 manzanas, de media manzana sin pelar cortar 5 gajos de 5mm, abrir en abanico. Dejar, todo en reposo con unas gotas de jugo de limón para que no se oxiden
Dorar la manteca en aceite de oliva, en un sartén, hasta que esté bien caliente, sellar las chuletas y dejar que la manteca las dore. Retirar del fuego y guardar calientes entre dos platos.



Ya continúa……………

Las matrículas de Tacuarembó comienzan con la letra R, como las de Canelones con la A, Maldonado con la B y así en sentido anti horario por todos los departamentos del Uruguay.

Por lo tanto como tienen la R en la matrícula sostienen que no la tienen por que gastar en las palabras. E así que entonces dicen: vamo a bailá, vamo a come, vamo a pasiá. Vamo a c…..é.

Pero eso no es todo………….

Se ponen las manzanas peladas en el desleído de las chuletas, se reservan las que tienen cáscara.

Se doran y se dejan tomar el color del juguito de las chuletas, durante 7 a 10 minutos, se agrega el jerez y se deja cocinar a buen fuego, hasta que las manzanas estén blandas.

Ahora ponemos en el sartén, las chuletas y el jugo que han soltado entre los platos, se cocinan a gusto y se les agrega crema doble a gusto. (La crema doble es opcional, en cantidad, también podemos obviarla, de acuerdo a lo “pocho” que seamos).


En el idioma de Tacuarembó existe una muletilla, universal, que es el “¿nohe?”.
Los modismos como: “se tapó de bichos” (se fue, en el sentido de: desapareció, o huyó). “e una barbaridáaahh lo que corre el hombre”

De forma tal que una frase podría ser: Vamo a ponele este carburador a la cachila y vamo a ir a la pista y lo vamo a corré y lo vamo a sepultá, hasta que el hombre se tape de bicho ¿nohé?.

Acompañamieto:

Puré de papas espolvoreado con pimentón y las manzanas con cáscara, cortadas y abiertas en abanico. Las costillas se colocan en el plato y se rodean de las manzanas cosidas, la salsa se derrama sobre ellas y el puré, ahora A COMÉ ¿NOHÉ?



martes, 27 de octubre de 2009

¿Que fue lo que perdimos?

Yo no quería hacer esto, ¿hacer que?, esto.
Es más tengo pronto el prometido posteo de las costillitas de cerdo y un cuento que está pronto, pero LA COFRADÍA lo exige, y así lo reclama La Flaca en el Bló del Fantasma.

Que fue lo que perdimos???? ¿Que nos quieren hacer creer, que perdimos, los medios de prensa al servicio de la oligarquía?

No perdimos nada.

Recuerden ustedes que le pasó a Lacalle después de su presidencia, su mejor logro, su éxito mayor, lo único bueno que hizo; fue transformar al PN en la tercera fuerza política del país y lejos atrás. Ganó Jorge Baltlle.

Que hizo el papanatas de Batlle, luego de su presidencia: lo mismo. El partido colorado casi desaparece. Ganó Tabaré.

Y que es lo que hace Tabaré. Después de una presidencia bombardeada por todos los medios de difusión masiva, medios que les daban a la oposición los mejores espacios, y lugar a las patrañas sin espacio para las respuestas. Después de sobrellevar la peor crisis económico financiera mundial, sin recesión, sin aumento del desempleo y encima con crecimiento económico.

Apenas nos da un FA ganador con un 48% del electorado, con mayoría en el senado y en diputados,
Ganador en 11 departamentos incluido el bastión del blancage y Chiruchí en San José.
Es la segunda fuerza en el resto de los departamentos, hasta en Rivera donde relega al P. Colorado al tercer lugar, lejos y cómodo.

Acá en Tacuarembó es la segunda fuerza con el 36% contra el 40% de los blancos. En el Tacuarembó urbano el FA es la primera fuerza con algo de luz.
¿Es que les parece poco?

Entonces ¿que perdimos? NADA, NADA.

No ganar en primera vuelta no es una derrota, derrotados están los blancos que no los votan ni los rosados, derrotados está el partido colorado que festeja ser la tercera fuerza con el 18% del país y pedro, (con minúscula), sacó una pequeña ventaja al foro y a la 15, (Tres cenadores en cinco) ¿que ganó?, nada.

Los únicos que pueden haber festejado son algunos hijos de puta en los cuarteles, pero no nos olvidemos que el FA al Goyo le dio 25 años, que muchos de sus sicarios están con él. Faltan algunos, es cierto, pero ya los tenemos.

La segunda vuelta es para el FA, pero para eso tenemos que trabajar. Solo necesitamos que cada frentista se ponga como meta conseguir un voto, nada más, pero tenemos que hacerlo no podemos dejar que otro lo haga por nosotros. Vamos arriba el Frente, vamos que tenemos terminar de que construir el país que queremos para nuestros hijos y para nuestros nietos. Si hacemos eso, no necesitamos voto epistolar, porque todos van a volver.


A LA LUCHA! A LAS BARRICADAS! A LA VICTORIA EN SEGUNDA VUELTA
Y HASTA LA VICTORIA SIEMPRE COMPAÑEROS!!!!!

PD: perdón si llego tarde pero estaba en el campo y alla no hay luz, ni agua, ni compu. Apenas la radio local. Recién llegué.

jueves, 15 de octubre de 2009

El Hombre Pájaro


Estaba agregando el jerez al sartén, cuando sonó el teléfono, de inmediato supe que las costillas de cerdo a la nórdica, estaban perdidas. Cuando contesté con un resignado -Hola-, reconocí la estática del teléfono del hospital, antes que la voz del enfermero Sanmartín se disculpara: -Usted perdone Doctor, pero creo que va a tener que venir.-
Escuché en forma mecánica lo que Sanmartín me decía, mientras pensaba en las costillas de cerdo que no iba a poder comer y en el segundo Güisqui, que tenía servido. Reaccioné y comencé a prestar atención cuando nombró al paciente, sin dudas iba a ser una noche muy larga.
El hombre pájaro no era paciente mío, en realidad no supe que nadie lo hubiera atendido nunca, los colegas no lo mencionaban como paciente, pero todos hablaban de él.
Mientras me lavaba las manos y me cambiaba de ropa iba haciendo memoria de lo que sabía de éste personaje.
En los pueblos todo se sabe y más si se trata de algo fuera de lo normal. La historia de este hombre, no se muy bien cuando había empezado pero hacía años que se hablaba de él.
Persona trabajadora del medio rural, de escasos recursos, dicen que una tarde ya con más de cincuenta años le comentó a su mujer: -me gustaría saber como se llaman los pájaros.- Como la doña tenía cosas más importantes que hacer, no le contestó y siguió con su trajín, le dio maíz a las gallinas en el patio, hizo el ordeñe de la tarde, largó las vacas a la avena, juntó los huevos de las nidadas y encerró a las gallinas para tenerlas a salvo de zorros y comadrejas.
Cuando volvió a las casas, el hombre seguía sentado en el banquito de tronco con la mirada como perdida, ella se lo quedó mirando, con los brazos en jarra, pero no le dijo nada. El se volvió dspacio: –Voy a ahorrar para comprar un libro- -¿Un libro de que Barragán? si Usté apenas sabe leer.- -Un libro de pájaros.- Le contestó.
Ese mismo día comenzó a ahorrar, no cenó.
A la mañana siguiente cortó la leche del desayuno con agua y no le puso café. Dejó de ir al pueblo cada semana, para hacerlo cada quince días, compró menos arroz, fideos y galleta.
Vendió un cuchillo viejo de familia, muy gastado por la piedra, pero con el mango de guampa bien cuidado. Le dieron doscientos pesos. No se compró alpargatas y anduvo descalzo todo el invierno.
Cuando le pareció que tenía bastante fue al librero y preguntó por un libro de pájaros. El librero lo miró por encima de sus lentes, le molestaba tener que dejar el grueso y polvoriento libro que estaba leyendo, le molestaba vender libros, le molestaba que lo molestaran, le molestaba todo, pero le llamó la atención aquel personaje con un pedido, que para él, era bastante extraño. -¿Y que libro de pájaros quiere?- -Uno que tenga el nombre de toditos los pájaros.-
El librero se rascó la cabeza, desordenó su nada alineado pelo, prendió un cigarrillo negro y fue hasta una estantería en el fondo del local., tomó una escalera de madera y de casi contra el techo, sacó un librejo tapado de tierra.
-Este tiene todos los pájaros de Argentina y Uruguay, están agrupados por clase, orden, familia, género y especie; tiene detallados los que están en peligro de extinción, establece la frecuencia y las posibilidades de hallazgo, trae mapas de distribución, migraciones, nidificación y otras cosas más. Es la guía del Tito Narosky.-
-¿Tiene el nombre de todos los pájaros?- el librero malhumorado contestó: -Muy seguramente si.-
-¿y……cuanto cuesta?- - Setecientos cincuenta pesos. Es usada pero está en buen estado, nueva sale más de mil doscientos si quiere le encargo una a Montevideo, demora quince días.- -No, no me alcanza la plata ni para ésta, me la guarda, no la venda a nadie, en cuanto junte la plata vuelvo.-
El librero guardó la guía en el estante y se olvidó de Barragán, regresó a su lectura.
Barragán en cambio, aumentó las medidas para su ahorro, en las mañanas tomaba agua caliente, en lugar de leche, suspendió el mate y redujo el almuerzo a una cantidad, que parecía incompatible con la vida, adelgazó en la misma forma en la que se volvía cada día más taciturno.
Demoró seis meses en juntar el dinero que le faltaba. La noche anterior a su salida para el pueblo, comenzó a sacar dinero de diferentes escondrijos. Removió un ladrillo del piso de la única pieza de su rancho y sacó ciento cincuenta pesos en monedas y billetes. Vació una vieja lata de café Águila, que decía “ASUCAR” y tenía yerba, en el fondo en una bolsita, había setenta y cinco pesos más. Detrás de la inútil radio a válvulas, tenia cien pesos, adentro del colchón de paja doscientos treinta, y así fue juntando los setecientos cincuenta pesos que ató en un pañuelo, los puso debajo de su almohada, los agarró con la mano derecha y se durmió hasta que lo despertó el gallo.
A las siete de la mañana estaba parado frente a la puerta del librero.
Cuando a las nueve llegó a abrir el local, el librero lo encontró en la misma posición, de cara a la puerta. –Buendía.- Dijo antes de poner la llave en la cerradura.
–Vine a comprarle el libro.- y extendió el pañuelo con las monedas y los billetes.
–Bueno, pero espere a que estemos adentro.- Con gran paciencia, el librero fue ordenando las moneditas, las de un peso, las de dos, las de cinco, las de diez. Estiró los ajados billetes y contó. –Si, acá hay setecientos cincuenta pesos, tome, ahora el libro es suyo.-
Yo no saqué el auto del garage, esperé a que la ambulancia me viniera a buscar siempre me permite pensar mejor en el paciente si no tengo que hacer el aburrido esfuerzo de manejar, además me incomoda la anarquía del tránsito de las motos, y pensar a cual de ellos me va a toca remendar en el hospital.
Sanmartín, que además era el chofer de la noche no dijo ni una palabra, lo cual era raro. Después de muchos años en la guardia de la noche, creía que podía diagnosticar de ojito todo lo que llegara a puerta, casi siempre además sugería algún tratamiento –a éste le hacemos tal cosa y lo mandamos para la casa.- Esta vez algo andaba mal. Yo no tenía humor para la charla ni para los pacientes, así que me dediqué a pensar en Barragán.
Dicen que en los primeros días de tener el libro se había tranquilizado un poco, a pesar de que pasaba casi todo el día deletreando con dificultad nombres comunes y científicos en latín. Empezó a comer mejor y casi había olvidado la costumbre de ahorrar.
Una mañana sin previo aviso se sirvió agua caliente en lugar del tazón de café con leche. –¡Barragán! ¿y ahora que bicho le picó?- Lo increpó la mujer al notar su actitud. -Preciso una libreta, lápiz, papel y colores.-
-¿Y para que quiere esas cosa de gurí de escuela?-
-Para dibujarlos, También voy a comprar largavista.-
Pasaron otros seis o siete meses de ahorros y penurias en la casa. Ya no compraba casi nada y tenían que arreglarse con lo que la doña iba produciendo en la casa. Él en cambio seguía mirando pájaros y nombrándolos, primero por el nombre común, al poco tiempo logró poner después del nombre común, el científico.
Fue por esa época donde lo empezaron a llamar el hombre pájaro, se lo veía caminar por el pueblo, siempre mirando para arriba, como en la luna, y a cada especie que veía la señalaba con el índice de su mano derecha y decíaen voz alta: “doradito, Sicalis flaveola”, tordo renegrido Molothus bonaerensis, gorrión Passer domesticus”. Los gurices corrían a su alrededor y le gritaban “Hombre péjaro, hombre pájaro”, el seguía su camino señalando y nombrando pajaritos.
Un día, unos botijas se pasaron de vivos, le tironearon la ropa y le hicieron una zancadilla. Se dio vuelta. Levantó los brazos simulando las alas de un gran cóndor y lanzó un grito-graznido, al tiempo que su cara se transformaba con un gesto de rapaz. Los zafados quedaron congelados y salieron disparndo. Por un tiempo, solo por un tiempo, lo dejaron en paz.
La segunda etapa del ahorro, estaba cumplida, compró lápiz, una libreta de espiral, papel y lápices de colores; pero le faltaba el largavista. Lo encontró en un remate. Eran unos binoculares viejos y en desuso desde hacía mucho tiempo, es probable que hubieran pertenecido a algún burrero, los compró en cien pesos, se veía solo por uno de sus lentes.
Así armado se lo veía mirar hacia los árboles durante horas, mientras que con caligrafía escolar anotaba: ave de diesisai centímetro mosomeno, cabezón, de pico grueso como de loro, verde olivaceo en la cabesa espalda y alas, corona castaño oscuro, flancos amarillentos, seja y frente castaño rojiso, nuca y mejiyas grises, tiene el ojo rojo o anaranjado fuerte. Ta difícil de ver, se escucha clarito el canto que es fuerte y lindo pero anda siempre escondido.
Juan chiviro “Ciclarhis guajarensis”
Lo vi en el bosque tupido en setiembre al medio dia, primeros dias.
Casi siempre acompañaba la descripción con un pequeño boceto, y al llegar corriendo a su rancho, empezaba a dibujar y a la luz del candil quedaba allí durante horas.
-¡Dejáme en paz mujer, que se me olvidan las cosas!- corría a su mujer a gritos en cuanto ella le reclamaba que se ocupara de las cosas de la quinta, de los mandados, de las vacas o darle de comer a la chancha.
En sus cada vez más escasas visitas al pueblo, las cosas iban de mal en peor, los gurices seguían metiéndose con él y los muchachotes, sin nada que hacer en los bancos de la plaza, también le gritaban con voz en falsete: “hombre pájaro, hombre pájaro”.
Barragán reaccionaba siempre igual. Con su pose de cóndor y el grito-graznido. Al principio a todos les causaba gracia, con el tiempo algunos sintieron lástima y en algunos casos despertó temor. En una oportunidad al cruzarse con una señora en la única plaza del pueblo, esta le dio los buenos días, Barragán le respondió con su pose de cóndor y su grito-graznido.
Se le empezaron apartar y lo consideraban peligroso, las madres aupaban a los niños y salían de la plaza con los triciclos a cuestas. Pero no dejaban de meterse con el hombre pájaro.
Durante veitinueve años de ejercicio de la profesión en el pueblo, me había acostumbrado a todo, a todos los olores, a todos los sufrimientos, los del cuerpo y los del alma. Estaba acostumbrado a dormir poco, a comer cortado, a que me contaran sus padecimientos físicos y sus penurias familiares, amorosas, laborales y a que siempre esperaran una respuesta balsámica, sanadora. Para lo que encontré en la sala de emergencia del hospital, no estaba preparado.
A la consulta del Dr. García, nos contó él, había llegado en alguna oportunidad la señora del hombre pájaro, a consultar por el hombre, sin haber podido traerlo. En una de esas oportunidades estaba preocupada porque no se quedaba a comer y se llevaba algún pedazo de galleta y queso casero para poder mirar los pájaros, después dejo de venir en las noches. Según decía el colega García, cuando la doña le preguntó porque salía también de noche, la respuesta fue clara: -Pero mujer ¿no sabés que ellos no paran nunca? Como querés que encuentre al ñacurutú, al tamborcito, el caburé los dormilones?-
-Pero es de noche Barragán, no ves nada.-
-Si ellos pueden ver yo también.-
-Eso no es todo Dotor dejó de comer comida y se come la ración y el maíz de las gallinas.-
Cuando llegué a la sala, el olor me impregnó., no es que fuera peor que otros en la urgencia, era distinto, era como un olor a zoológico viejo. Ahí me encontré a Barragán, encima de la camilla, en cuclillas, con los brazos pegados sobre sus costillas y las manos en un extraño ángulo sobre éstos. Eran ni más ni menos que alas plegadas. Completamente desnudo y adelgazado. Tenía el cuerpo tapizado de plumas pegadas con algo que parecía engrudo. Estudié durante un momento su actitud y pude notar que los dedos de los pies se aferraban al borde de la camilla de metal como si fueran garras. A veces metía la cara debajo de una de sus axilas y con ella se rascaba, se picoteaba, para acicalar sus plumas. –así que vos sos el hombre pájaro, dije para mi.-
-Buenas noches Barragán, ¿Cómo anda?- -bien.- Dijo mientras seguía acomodando sus plumas, con su boca-pico. -¿Como se llama?- -Hortensio Barragán Medina, para servirle.- - Digamé ¿por que está acá?- - No se me trajeron.- -¿Sabe donde está?.- -Si en la veterinaria- - ¿Y en que vino?- -me trajeron en la jaula.- -¿Sabe porque lo trajeron?- - será porque en jaula no les quiero cantar, a mi me gusta el monte.- -¿y usted que es?- - Un Saltador aurantiirostris, Rey del monte.- -¿Usted toma Barragán?.- -No, solo dos grapas de aperitivo y medio litro de vino con las comidas, es de uva chinche lo hago yo, con bastante azucar. Es bueno se siente el olor hasta cuando uno va al escusado.-
-¿y esas plumas?- -Son mías. Ellos se las van sacando y yo las junto, ahora son mías.-
Era evidente que lo tenía que mandar a la capital a internarse, pero antes había que resolver si lo medicaba, no mostró signos de agresividad, pero tenía algunos antecedentes que me hicieron levantar la guardia.
Sanmartín, prepárelo que lo vamos a llevar a internar. Mañana de mañana hacemos el traslado en ambulancia y hoy lo llevamos a La Ibérica, vaya llamando al gallego.
La Ibérica era la pensión de un catalán Vaqués de apellido, al que todos llamábamos gallego, allí siempre había una habitación en la que podíamos internar pacientes que no eran aptos para la única sala general del hospital.
El hombre pájaro nos miraba con atención, así que decidí que mejor era explicarle adonde lo llevábamos. –Mire Barragán, lo vamos a llevar a la pensión del gallego, frente a la plaza, ahí se va a quedar esta noche y mañana viajamos a conocer la capital, ¿sabe?.- -Bueno.- dijo y comenzó a desplazarse a saltitos como un gorrión. –No, no, no Barragán, espere que ahora viene Sanmartín y lo llevamos en carrito.- -Bueno.- y regresó a su posición de pájaro apichonado.
El traslado a la pensión fue rápido, pero como en todos los pueblos, a la salida del hospital y a la llegada de La Ibérica, estaban todos tratando de ver al hombre pájaro. En los dos casos se podía escuchar el barullo del silencio, como en entierro de angelito.
Lo subimos al segundo piso, Sanmartín lo acomodó en una de las sillas de madera de la habitación y se fue a preparar el baño que quedaba al final del corredor. Yo decidí que era el momento de hablar con la esposa. Salí de la pieza y le toqué el hombro para explicarle la situación. pero empezó ella antes que yo. –Pero fíjese que es una cosa horrorosa dotor, no se puede vivir con este hombre en esas condiciones, yo no puedo con la vida de él, no me come, no me trabaja, no me ayuda en nada pasa con los pájaros día y noche y en lugar de traer plata a las casas las gasta en estos dibujitos.- Me alcanzó una resma de papel totalmente cubierta de dibujos de pájaros y anotaciones sobre sus características, lugar y hora del avistamiento, comportamiento, en suma el trabajo de un erudito autodidacta. No se podía negar que los dibujos eran de un detalle y un preciosismo poco creíble, después de ver el estado en el que se encontraba el hombre pájaro, pero allí estaban y eran en verdad asombrosos.
-Mire doña Adelina, su esposo está enfermo, está muy enfermo y vamos a tener que trasladarlo a un sanatorio especializado, a un sanatorio siquiátrico, para que haga un tratamiento.-
-¿Y se va a curar de la manía de los pájaros?-
-No lo sé, vamos a tener que ver como evoluciona con la medicación y el tratamiento de los especialistas, es un caso delicado.-
Creí sentir un rumor de plumas acicaladas, pero seguí alertando a la doña acerca de las dificultades de sacar a Barragán de ese estado: -…….después que pasa un tiempo, el delirio se instala en la personalidad y ya no paran…….- entonces el rumor de plumas se hizo más audible y comenzó un silbido melodioso, era tal cual el canto de un pájaro. Me volví rápido a la habitación donde estaba Barragán, en una primera mirada me pareció vacía, al recorrerla con la vista lo vi parado en el alféizar de la ventana, con todas sus plumas y en su pose de pájaro.
-Barragán, Barragán.- lo llamé en un susurro, -¿Qué hace?-
-Ahora si voy a volar.- dijo sin dar vuelta la cara y desapareció por la ventana.



domingo, 4 de octubre de 2009

Se me murió la Negra Mercedes

A partir de hoy el folklore no va a ser el mismo.
La Negra se fue, pero vive.
Gracias Negra.