domingo, 19 de julio de 2009

Pasear está muy bueno, pero volver a casa y encontrarse con los rincones conocidos y añorados está mucho mejor.
Claro, hace una semana estaba con cuarenta grados y el agua del Pacífico a veinticuatro grados y acá estoy cagado de frío con la estufa a leña prendida veinticuatro horas al día y de noche también.
Ahora, no me van a negar que no hay nada como estar en casita.
No quiere decir esto que el Fantasma me trató mal, que esperanza, me trató a cuerpo de rey y aunque estaba comodísimo con él y con Male, ya tenía ganas de volver.
También ocurre que al regreso, como la vida sigue su curso aún en nuestra ausencia, uno se encuentra con cambios no esperados, y este es el caso con mi querido balneario Iporá; en efecto cuando me estaba yendo la Intendencia de Tacuarembó organizaba un encuentro de escultores, que en un plazo de una semana o diez días tenían que terminar sus esculturas. Las obras se encuentran terminadas y comienzan a ser emplazadas alrededor del lago.

Una de ellas en particular trajo a mi frágil memoria, un evento que ocurrió en mi infancia para la llegada de la primavera. Tal como era costumbre, la comisión de Centro Social Tala, decidió realizar el baile anual de primavera y para ello había que decorar el salón, el que se ofreció fue “el gallego Hacha”.

Era de los gallegos de pura cepa, de los de antes, de aquellos que nunca aprenden el idioma uruguayo, y muy dispuesto tomó pinceles, paleta y pinturas para comenzar su obra. Luego de un rato de estar trepado en la escalera, desciende para desde lejos admirar su creación.

Luego de una larga y profesional contemplación con lateralidades de cabeza incluìda, dijo: “Coño he quirido hacer una jolondrina y me ha zalido un patu”.



Una cosa parecida me recordó esta escultura en la que el autor quiso homenajear al caballo de Guernica y le quedó igualito, igualito a una foca mire.









martes, 14 de julio de 2009

. Pasear por el DF es como caminar por un gran museo, en el centro. pero también en lugares más alejados como Coyoacan, lugar onde vive el Fantasma. En efecto, a nosotros nos gusta pasear por colonia, ese pequeño rincón portugués de nuestro paisito, pero acá es tan grande que entran veinticinco millones de personas o “gentes” como dicen ellos. Y es casi todo museo.

El primer día que salí me encontré a cuatro cuadras, una iglesia primorosa, en la plaza de la Conchita, a las tres cuadas, otra y a las dos la iglesia de Coyoacan, ta! Me tupieron a iglesias. Unas lindas y otras hermosas.

Casas coloniales, las que pidas.

También visité museos de verdad, el Palacio de las Bellas Artes, el Frida Kahlo (no me dejaron entrar la cámara pero hay una tinta china de Klee, “paisaje urbano”, y un dibujo auto retrato de Frida “El Sueño”, que pagaron el viaje), el Museo antropológico, que no se puede terminar en un día el paito interior mide 257 pasos, la casa de Trostky, la de Diego Rivera, el Castillo Chapultepec, el Polyforum Siqueiros (tiene UN mural de 8.000 m2. )

Y las ruinas? Pah! En el 200 AC, tenían una cultura comparable, si no superior a la de Medio Oriente y Europa







Pero también hay playas, no Cancún, ni Playa del Carmen, no, las que no conoce nadie, esta se llama Puerto Escondido, la playa es Carrizalillo.

Te venden las ostras crudas, recién sacadas del Pacífico, este plato cuesta unos $200 uruguayos.











En fin amigos, no me gustan los posteos largos, pero los cuentos podrían durar una buseca entera, tendremos que hablar con Santi, pa´ ver si organiza,